CUENTOS EDUCATIVOS



Habìa una vez, un chanchito que hablaba en voz baja. Casi no se le entendía lo que decía. Al hablar, hacía más bien ruiditos. Cuando jugaba con sus amigos y amigas, decía palabras pero no lo oían.Si le prestaban algún juguete, como le había costado tanto que se lo dieran, no quería devolverlo.
-¡Es mío y solo mío…!, decía mientras abrazaba a un osito de peluche.
Al tirarle una pelota para que la volviera a pasar a un compañero, no lo hacía. La apretaba fuerte entre los brazos, sin soltarla. Ellos deseaban que se las diera, para jugar todos juntos. Pero él se negaba a hacerlo.
La mayoría de sus amigos no lo comprendían. Pero si lograba que le hablaran, para que continuaran brindándole atención, más fuerte tomaba entre sus patas los juguetes que recibía prestados. Como no los compartía, él y los demás terminaban peleándose. No era un chanchito malo. Pero sufría, porque le costaba ser escuchado. Pero esto no podía seguir así.
Un día, sostenía con fuerza dos avioncitos, tres camioncitos y una pelota. No había manera de que los soltara. Fue ahí que entonces, apareció un hada frente a él.
Ella lo miró y le sonrió con cariño, diciéndole:
-¿Porqué no los sueltas…? Si lo haces, podremos hablar.
-¿De qué hablaremos, hada…?, preguntó el chanchito en voz muy bajita.
-Antes de empezar, prométeme que abrirás bien la boca mientras dices las palabras. Trata de soplarlas, así salen. Anda, que tú puedes hacerlo, le dijo el hada.
-Está bien, dijo el chanchito con toda claridad y una gran sonrisa. Luego, soltó a la pelota. El hada le mostró un espejo y lo hizo mirarse en él.
-Mira que limpito estás, le dijo ella. Es porque hoy tomaste un baño y te aseaste bien.
-Es cierto, dijo el chanchito con los ojos muy abiertos. ¡Me froté con mucho jabón…!, exclamó alegre. Hecho esto, puso un camioncito sobre el pasto.
-Qué brillantes tienes los dientes, dijo el hada. Imagino que luego de comer, te los lavas, ¿verdad…? -Así es. Después de lavármelos, mi boca huela muy bien, dijo él.
-Quiero que de hoy en adelante, cada vez que hables pienses en el rico aroma con el que salen tus palabras. Quienes las escuchen, lo van a sentir al igual que tú, dijo ella.
-Nunca había pensado que yo pudiera dar algo tan lindo a otros…, dijo el chanchito y miró al hada muy contento. Y puso a los otros camioncitos en el suelo.
-Claro que puedes hacerlo. Puedes brindar esto y mucho más a quienes te rodean. Pero por algo se empieza, le dijo el hada.
-Lo que digas, no sólo olerá bien. También verás que tendrá un sonido claro, agregó ella. El pensar en todo esto, llenó al chanchito de mucha alegría. Tan agradecido se sentía, que quiso darle un abrazo al hada. Al dárselo, dejó caer a los avioncitos.
-¡Muchas gracias, hada…!, le dijo con toda claridad. Después de abrazarla, se dio cuenta de que había soltado a todos los juguetes.
-Ya no precisarás tenerlos agarraditos, porque si hablas como en este momento serás escuchado, le dijo el hada con ternura. Deja que se oiga bien tu bella voz.
Desde ese día en adelante, el chanchito tiene muchas ganas de conversar y es comprendido por todos. Y se siente muy, pero muy contento. Ahora presta sus propios juguetes y además, también devuelve los que le dan a él.
Fin







Cuenta una historia de que varios animales decidieron abrir una escuela en el bosque. Se reunieron y empezaron a elegir las disciplinas que serian impartidas durante el curso.
El pájaro insistió en que la escuela tuviera un curso de vuelo. El pez, que la natación fuera también incluida en el currículo. La ardilla creía que la enseñanza de subir en perpendicular en los árboles era fundamental. El conejo quería, de todas formas, que la carrera fuera también incluida en el programa de disciplinas de la escuela.
Y así siguieron los demás animales, sin saber que cometían un grande error. Todas las sugerencias fueron consideradas y aprobadas. Era obligatorio que todos los animales practicasen todas las disciplinas.
Al día siguiente, empezaron a poner en práctica el programa de estudios. Al principio, el conejo se salió magníficamente en la carrera; nadie corría con tanta velocidad como él.
Sin embargo, las dificultades y los problemas empezaron cuando el conejo se puso a aprender a volar. Lo pusieron en una rama de un árbol, y le ordenaron que saltara y volara.
El conejo saltó desde arriba, y el golpe fue tan grande que se rompió las dos piernas. No aprendió a volar, y además no pudo seguir corriendo como antes.
Al pájaro, que volaba y volaba como nadie, le obligaron a excavar agujeros como a un topo, pero claro, no lo consiguió.
Animales en el bosquePor el inmenso esfuerzo que tubo que hacer, acabó rompiendo su pico y sus asas, quedando muchos días sin poder volar. Todo por intentar hacer lo mismo que un topo.
La misma situación fue vivida por un pez, por una ardilla y un perro que no pudieron volar, saliendo todos heridos. Al final, la escuela tuvo que cerrar sus puertas.
¿Y saben por qué? Porque los animales llegaron a la conclusión de que todos somos diferentes. Cada uno tiene sus virtudes y también sus debilidades.
Un gato jamás ladrará como un perro, o nadará como un pez. No podemos obligar a que los demás sean, piensen, y hagan algunas cosas como nosotros. Lo que iremos conseguir con eso es que ellos sufran por no conseguir hacer algo de igual manera que nosotros, y por no hacer lo que realmente les gustan.

Debemos respetar las opiniones de los demás, así como sus capacidades y limitaciones. Si alguien es distinto a nosotros, no quiere decir que él sea mejor ni peor que nosotros. Es apenas alguien diferente a quien debemos respetar.

FIN









Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El abuelo de Daniel es muy aventurero y este año le ha enviado desde un país sin nombre, por su cumpleaños, un regalo muy extraño: una caja llena de letras brillantes.
En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras amables que, si las regalas a los demás, pueden conseguir que las personas hagan muchas cosas: hacer reír al que está triste, llorar de alegría, entender cuando no entendemos, abrir el corazón a los demás, enseñarnos a escuchar sin hablar.
 Abecedario
Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin cesar.
Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantásticas, imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras.
Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere.
Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la mañana un buenos días, preciosa debajo de la almohada; o cuando papá encuentra en su coche un te quiero de color azul.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien:graciaste quierobuenos díaspor favorlo sientome gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de felicidad de la gente cuando las oye.
Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como llaves que te abren la puerta de los demás.
Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres intentarlo tú y ser un mago de las palabras amables?
FIN







Había una vez un ratón muy alto
y un ratón muy bajo
que eran buenos amigos.
Cuando se encontraban,
Ratón Muy Alto decía:
“¡Hola, Ratón Muy Bajo!”
Y Ratón Muy Bajo decía:
“¿Hola, Ratón Muy Alto!”
.
Los dos amigos solían
ir a pasear juntos.
Cuando paseaban
Ratón Muy Alto decía:
“¡Hola, pájaros!”
Y Ratón Muy Bajo decía:
“¡Hola, escarabajos!”
.
Cuando pasaban
por un jardín
Ratón Muy Alto decía:
“¡Hola, flores!”
Y Ratón Muy Bajo
decía:
“¡Hola, raíces!”
.
Cuando pasaban delante de una casa
Ratón Muy Alto decía:
“¡Hola, tejado!”
Y Ratón Muy Bajo
decía:
¡Hola, sótano!”
.
Un día a los dos ratones
les pilló una tormenta.
Ratón Muy Alto dijo:
“¡Hola, gotas de lluvia!”
Y ratón Muy bajo dijo:
“¡Hola, charcos!”
.
Corrieron a casa para no mojarse.
“¡Hola, techo!”
- dijo Ratón Muy Alto.
“¡Hola, suelo!”
- dijo Ratón Muy Bajo.
.
Pronto pasó la tormenta.
Los dos amigos
corrieron a la ventana.
Ratón Muy alto
Levantó a Ratón Muy Bajo
para que pudiera ver.
“¡Hola, arco iris!”
-dijeron los dos juntos.
                                                 









LA VACA ESTUDIOSA:


Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja,
muy vieja, estaba sorda de una oreja.
Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.

Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.
La vio la maestra asustada
y dijo: – Estas equivocada.
Y la vaca le respondió:
¿Por qué no puedo estudiar yo?
La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.
La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.

La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.
Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.
Un día toditos los chicos
se convirtieron en borricos.
Y en ese lugar de Humahuacala
única sabia fue la vaca.








UNA SORPRESA PARA NAVIDAD:


Había una vez un niño que se llamaba Jorgito y que no tenía mamá. Vivía en una casita en la montaña con unos tios. Como eran muy pobres y no tenían dinero para comprar mucha ropa, Jorgito cuidaba de la poca que tenia, como su único par de medias.
Una mañana cercana a la navidad el niño lavó sus medias ya muy viejas y las colgó en la rama de un árbol para que se secaran y bajó al pueblo a estudiar.
Pero Jorgito despues del colegio ayudaba a las personas a cambio de algo de dinero o comida para poder llevar a sus tios, asi que ese dia como llego tarde a casa se olvidó de sus medias colgadas en el árbol.
Pasaron los dias y la navidad se acercaba y en el corazón de Jorgito solo había un deseo: Recibir un regalo por navidad. ¿quien habría de dárselo?. Su mama no estaba y sus tios no tenian dinero ni para ropa, mucho menos para un regalo de navidad como un balon o un coche. Pero deseaba, desebaba tanto una sorpresa de navidad por pequeña que fuera. ... Todos lo niños estaban en esos dias pensando en sus regalos, que pronto recibirían y el.... soñaba tambien.
Llego por fin el dia de navidad, fresco, azul y soleado. Jorgito salió de su casa muy triste y dio un paseo hasta el árbol donde hacía muchos dias había dejado sus medias colgadas para que se secaran.
- Ay mis medias viejas ! - dijo al mirarlas colgadas y se acercó mas al arbol.
Dentro de una de las medias un pajarito del cielo había hecho su nido y alli estaban, como un regalo de navidad, mas hermoso que todos los balones y coches del mundo, tres pichoncitos cubiertos por un suave plumaje de seda de bonitos colores que lo saludaron piando, piando, como si lo conocieran de toda la vida....
Sin duda fue, la mejor sorpresa de navidad...



2 comentarios:

  1. La importancia de los cuentos infantiles
    Los cuentos son importantes por que cuando el niño lo escucha….
    Mejora su lenguaje, aprende nuevos conceptos y enriquece su vocabulario
    Relaciona la lectura a sentimientos de ternura y placer
    Ejercita su capacidad de escucha
    Tiene mayor dominio de temas, sobretodo si las historias abordan diferentes situaciones y ofrecen un mensaje
    Ejercitan la escritura observando los textos que describen las imágenes. No es necesario que sepan escribir, visualizar las palabras en un primer momento los ayudará cuando llegue ese tiempo

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